Ciudadanos Miembros del Comité Ejecutivo Nacional, Presidentes Departamentales, Regionales, Municipales y Distritales;
Alcaldes y Vicealcaldes de nuestro Partido;
Víctimas y familiares de las víctimas de la represión;
Invitados especiales;
Amigos periodistas:
Los nicaragüenses estamos viviendo días difíciles, días de injusticia, de sufrimiento, pero también días de valentía, de esperanza, y de fe en el futuro.
Con sentimientos de dolor e indignación por la tragedia nacional, pero sostenidos por nuestras convicciones, nos reunimos hoy en este Encuentro Nacional de los Ciudadanos por la Libertad, donde nos unimos al clamor de una Nicaragua que exige Justicia y Libertad.
Ante todo, queremos expresar una vez más nuestra especial solidaridad con todos los nicaragüenses que han sido víctimas directas de la represión del régimen de Daniel Ortega:
con las familias de los más de 500 nicaragüenses asesinados;
con los presos políticos y sus familiares;
con los miles de heridos, perseguidos y exiliados;
y con quienes han perdido sus trabajos o sus negocios, debido al clima de luto, incertidumbre y temor en que ha sumido al país la represión del Estado.
No podemos dejar de recordar a los miembros de este Partido que han sufrido pérdidas humanas en sus familias, antes y después del 18 de abril, y a quienes están sufriendo cárcel, persecución y exilio.
Muchos directivos departamentales, regionales y municipales que debieron estar aquí, no pueden acompañarnos porque son perseguidos y han tenido que abandonar sus comunidades.
Junto a todo el pueblo nicaragüense, exigimos una vez más inmediata libertad de los presos políticos, justicia para las familias de las víctimas, el cese de todas las formas de persecución y el respeto a la libertad de expresión y movilización, como primer paso para el completo restablecimiento de los derechos políticos, que nos están siendo negados desde hace más de diez años.
La insurrección cívica que inició el 18 de abril fue la consecuencia previsible de muchos años de abusos que incluyeron el cierre de la vía cívica por excelencia, que es la vía
electoral, mediante el despojo del PLI, la destitución de los diputados opositores y la farsa electoral de noviembre de 2016.
La magnitud de la reacción de un pueblo cansado de represión, de burlas y de mentiras y la brutal política de terrorismo de Estado con que respondió el régimen, superaron cualquier pronóstico e hicieron colapsar un sistema que muchos creían invulnerable.
Hoy a la dictadura sólo le queda promover el odio y usar la fuerza irracional, mientras los ciudadanos tenemos de nuestro lado la razón y la voluntad de cambio. Nicaragua ha entrado en un camino doloroso, pero necesario e irreversible, que debe conducirnos hacia la democracia.
En esta nueva realidad nacional, los Ciudadanos por la Libertad seguimos firmes, defendiendo nuestros ideales y nuestra propia existencia como opción política, con el único objetivo de contribuir a la construcción de una democracia sólida y duradera, donde nunca más haya espacio para el surgimiento de nuevas dictaduras, donde nunca más nuestros jóvenes tengan que morir asesinados en las calles por exigir libertad, donde nunca más los ciudadanos sean apresados por marchar con una bandera azul y blanco.
Ayudar a construir esa Nicaragua democrática que soñamos y que hoy todos exigimos, es la única manera de honrar el sacrificio y la memoria de quienes han ofrendado sus vidas luchando por la libertad.
Ciudadanos por la Libertad está integrado por hombres y mujeres que desde hace muchos años decidimos asumir el riesgo de esa lucha. En junio de 2016, el mismo día que fuimos despojados del PLI, nos reagrupamos para seguir la lucha cívica.
La gran pregunta era entonces si seguiríamos trabajando desde la sociedad civil o exigiríamos nuestro reconocimiento como partido político. Y después de consultar durante varios meses con los líderes locales de cada municipio, muchos de ellos aquí presentes, la gran mayoría decidimos luchar contra viento y marea para constituirnos como partido político.
Tomamos esa decisión porque creímos, y seguimos creyendo, que las elecciones libres, el ejercicio decente de la política y la participación ciudadana, son las únicas vías para alcanzar la democracia.
Ciudadanos por la Libertad no es una casualidad histórica, ni el regalo de ningún gobierno, ni unos sellos heredados. Es producto de la voluntad, de la valentía y del sacrificio de miles de hombres y mujeres, a quienes ustedes representan.
Pero debemos recordar que la democracia no es patrimonio de un partido, ni de ningún grupo social o económico, sino que debe ser construida y vivida por todos.
Por eso hoy más que nunca debemos ser un partido de puertas abiertas para todos los nicaragüenses que amamos la libertad, un partido sin caudillos donde las decisiones emanen de procesos democráticos, un partido con identidad propia pero capaz de trabajar junto a todos para lograr un objetivo común.
Por eso estamos enfocados en acercarnos a los ciudadanos demócratas en cada municipio. Y una parte importante de este esfuerzo es lograr la unidad del liberalismo, no mediante acuerdo prebendarios de cúpulas, sino reencontrándonos con todos los liberales que se han mantenido firmes, trabajando por la construcción de una sociedad basada en las libertades ciudadanas.
Con esa visión nos hemos incorporado como aliados, al esfuerzo iniciado por la Alianza Cívica en el Diálogo Nacional y que debe ser fortalecido con la participación individual y colectiva de todos los nicaragüenses.
Sabemos que lograr la salida pacífica del poder de Daniel Ortega y sentar los cimientos de un Estado democrático no son tareas sencillas. Por eso, es necesario que todos los nicaragüenses, además de mantener la denuncia y la movilización cívica, trabajemos unidos en otras dos tareas necesarias e impostergables:
• Primero, impulsar la reanudación del Diálogo Nacional para evitar más derramamiento de sangre y destrucción de la economía, un Diálogo Nacional que supere el odio y la polarización que alimentan a la actual dictadura, que detenga la represión y acuerde las condiciones para la pronta realización de elecciones libres, y
• Al mismo tiempo, debemos empezar a construir una propuesta política democrática e incluyente, capaz de brindar a todos los nicaragüenses sin excepción, una alternativa viable frente a la actual dictadura.
Si queremos convertir a Nicaragua en un país democrático, donde todos podamos progresar en libertad, no podemos descuidar ni dejar para después ninguna de estas responsabilidades.
Una vez más, Nicaragua tiene la oportunidad histórica de convertirse en una democracia sólida y dejar atrás la historia de dictaduras y revoluciones, que sólo nos ha traído muerte y pobreza.
Tenemos de nuestro lado, no sólo la solidaridad internacional, sino el ejemplo de muchas naciones donde los ciudadanos, participando activamente, eligiendo los gobernantes adecuados y exigiendo transparencia a esos gobernantes, han logrado paz y desarrollo social.
Para aprovechar esta oportunidad histórica, construida con el sacrificio de miles de nicaragüenses, no podemos decir como lo hicimos en 1979 “Después de Somoza cualquier cosa”. Debemos recordar que “cualquier cosa” es lo que hoy nos gobierna, 39 años más tarde, y no podemos permitir que se repita la historia.
Hoy nuestro lema debe ser “Después de Ortega, democracia, después de Ortega, libertad”
¡Para honrar la memoria de las víctimas de ésta y todas las dictaduras anteriores, no podemos conformarnos con menos!
No debemos volver a caminar a ciegas siguiendo consignas, caudillos mesiánicos o líderes populistas. Debemos avanzar con los ojos bien abiertos, guiados por propuestas claras, realizables y consensuadas, retomando lo mejor de nuestra historia y recordando los errores para no repetirlos.
En este camino difícil debemos avanzar buscando la unidad sin la uniformidad; buscando la cooperación entre todos los nicaragüenses, no el odio de clases; reconociendo la libertad individual, la rendición de cuentas y el Estado de Derecho como valores supremos, por encima de cualquier proyecto político sectario.
Solamente así podremos heredar una Nicaragua, donde cada ciudadano pueda vivir una vida segura y digna, donde no haya lugar nunca más para dictaduras, de ningún tipo ni bajo ningún pretexto.
Las dos décadas de gobierno dictatorial del FSLN, primero como pretendida vanguardia revolucionaria y ahora como dictadura familiar, nos han enseñado que es un error sacrificar la libertad y la democracia a cambio de promesas populistas o de espejismos de prosperidad.
Hoy todos estamos claros de que, sin Libertad y Democracia de nada sirven los experimentos sociales para construir una nueva Nicaragua, ni el crecimiento económico fundado en la exclusión.
Los Ciudadanos por la Libertad vamos a seguir, junto a todos los nicaragüenses, trabajando con decisión y perseverancia, desde todos los espacios de participación cívica, para hacer realidad una transición pacífica y de bases firmes hacia la democracia.
Con esa convicción, nuestra meta de hoy es regresar a cada municipio del país, llevando no sólo un mensaje de aliento y esperanza, sino tareas concretas, producto de la experiencia y la reflexión de todos, para contribuir con todas nuestras energías a la construcción de la gran alianza nacional que necesitamos para alcanzar una Nicaragua verdaderamente libre.
Hoy más que nunca, los Ciudadanos por la Libertad no claudicamos ante la violencia, no nos callamos ante la injusticia y el sectarismo, ni renunciamos a nuestros principios.
¡Adelante Ciudadanos!