Un 15 de junio de 2016 cuando creímos que todo estaba perdido, cuando el sandinismo creyó silenciar a la oposición, nació la llama de la libertad; un centenar de ciudadanos dispuestos a seguir luchando por Nicaragua constituyeron el movimiento Ciudadanos por la Libertad y luego de 11 meses de ardua labor en los 153 municipios del país, con una rígida supervisión de la autoridad electoral se les otorga su personería jurídica luego de superar burdas excusas para evitarla.
En Nicaragua es urgente un cambio de sistema, no solo de gobierno. Ideológicamente la respuesta está en la libertad, el principio fundamental de nuestro partido. La libertad es una forma de vida donde hombres y mujeres pueden desarrollar sus habilidades, expresarse libremente y contribuir al desarrollo de la sociedad mediante políticas económicas para crear riquezas, con los menores obstáculos posibles y por supuesto con un Estado de Derecho sólido donde la ley debe tratar a todos de la misma manera, el estado de derecho representa la infraestructura institucional básica para la preservación de la libertad y el surgimiento de la prosperidad.
Como dijo el filósofo ruso Leonid Nikonov: “Es mejor ser pobre en un país rico, que ser pobre en un país pobre”. Durante años, nuestra región ha alimentado culturas caudillistas, con proyectos de revoluciones fallidas que prometen el bienestar de los pobres cuando en realidad es en beneficio de unos cuantos autócratas. Esto debe llevarnos a la reflexión sobre qué queremos para nuestras futuras generaciones, después que hemos heredado lisiados de guerras, victimas mortales y pactos que han desnaturalizado nuestros verdaderos principios y aspiraciones republicanas.
Hoy más que nunca el camino de Nicaragua debe ser la libertad individual, económica, política y principalmente una educación sin banderas ideológicas.
A 4 años de nuestra fundación, nuestro compromiso es mayor para alcanzar esa sociedad libre que tanto anhelamos.
Autora: Tamara Vargas
Miembro de la Coordinación Nacional de Jóvenes por la Libertad