En las últimas horas hemos sido testigos de un recrudecimiento de la escalada represiva que inició hace dos semanas el régimen contra la oposición política y el periodismo independiente.
La detención arbitraria de Cristiana Chamorro y el encarcelamiento de Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Violeta Granera y José Adán Aguerri, que ahora se han unido a los más de 100 presos políticos que mantenía el régimen desde la rebelión cívica de 2018, son hechos que profundizan la situación de inseguridad jurídica y material que vivimos todos los nicaragüenses, en un país que pretenden convertir en una gran cárcel.
Ante la imposibilidad de matar la esperanza de un pueblo que quiere libertad y está convencido de que las elecciones de noviembre son la última oportunidad histórica de transitar de la dictadura a la democracia, el régimen ha tomado la decisión absurda e insostenible de amenazar, apresar y procesar penalmente a liderazgos políticos visibles dentro de la oposición.
Estas acciones evidencian frustración y desesperación del régimen por la certeza de que no pueden ganar unas elecciones, ni siquiera en las condiciones actuales de falta de garantías; y demuestran también una profunda desconexión con la realidad, al creer que el masivo rechazo popular hacia ellos es producido o inducido por liderazgos individuales internos o actores externos, sin darse cuenta de que un sentimiento genuino que compartimos la inmensa mayoría de los nicaragüenses, que ya estamos hastiados de que nuestras libertades sigan siendo violentadas, que ya estamos hastiados de no poder vivir y trabajar en paz para sacar adelante este país.
Se equivoca Ortega si cree que encarcelando líderes opositores va a mejorar su correlación de fuerzas de cara a un proceso electoral. Y en su torpeza está generando el efecto contrario.
Este régimen puede encarcelar a todos los opositores visibles, y luego va a seguir encontrándose frente a él a todo un pueblo que lo rechaza y exige su salida pacífica del poder.
Esa es una realidad que no puede cambiar ni llenando las cárceles ni construyendo absurdos procesos judiciales contra quiénes se han expresado en su contra.
En la Alianza Ciudadanos por la Libertad no estamos dispuestos a renunciar a esta responsabilidad de mantener abierta la única vía posible de solución a la crisis nacional.
Nuestro objetivo no va a variar ni con persecución, ni con amenazas, ni con absurdas e insostenibles demostraciones de fuerza.
Y lo hacemos por responsabilidad, por amor a Nicaragua y porque no queremos que se pierdan más vidas, porque no queremos que se anulen más libertades, ni regresar a la situación de pobreza y sufrimiento en que el sandinismo nos sumió en los años 80.
En la Alianza Ciudadanos por la Libertad vamos a seguir adelante con el trabajo organizativo de cara al proceso electoral, animados no sólo por la fortaleza de un pueblo que quiere recuperar su libertad, sino por la certeza de que este régimen le tiene terror a la posibilidad de que los nicaragüenses vayamos a votar el 7 de noviembre.
El 15 de marzo iniciamos un proceso público y democrático de selección del candidato presidencial único de la oposición, y hoy, 3 meses después, dos de los precandidatos inscritos y dos de los aspirantes que habían expresado su interés en participar ya se encuentran encarcelados. Además , los ciudadanos y los medios de comunicación vivimos en un estado de zozobra y persecución, al profundizarse el Estado policial que ya vivíamos desde 2018.
En estas circunstancias es casi imposible la realización de un proceso de debates públicos televisados y encuestas, tal como lo habíamos planificado.
Esta imposibilidad material de seguir adelante con el proceso de selección conforme el procedimiento establecido nos obligará a realizar los ajustes necesarios para implementar un procedimiento que bajo este clima de inseguridad y represión nos permita la escogencia del candidato único de oposición.
Porque queremos insistir que esto no se trata de reponer ni descartar personas, sino de seguir adelante con esta misión, de la cual depende el futuro de todos los nicaraguenses, especialmente de aquellos que hoy se encuentran encarcelados, exiliados o perseguidos.
En esta Alianza estamos firmemente decididos a seleccionar un candidato presidencial con capacidad que genere confianza en la ciudadanía ¡Y no vamos a renunciar a ese objetivo!
Este régimen podrá inhibir, censurar y encarcelar. pero no podrá cambiar la decisión ni callar las voces de los millones de nicaragüenses que el 7 de noviembre nos vamos a expresar mediante el voto.
Los nicaragüenses tenemos que perseverar en nuestra decisión de recuperar por medios cívicos y pacíficos nuestra libertad.
Somos una inmensa mayoría, nos asiste la razón, y si nos mantenemos firmes y unidos vamos a lograr nuestro objetivo.
Managua, 09 de junio de 2021.