En esta Navidad, el nacimiento del Niño Jesús, que vino al mundo en medio de privaciones materiales y persecución, es para los nicaragüenses una inagotable fuente de fortaleza espiritual, para recibir el Año Nuevo con renovada esperanza.
Esa inquebrantable esperanza, nacida de la fe y la solidez de nuestras convicciones, no puede jamás ser borrada ni arrebatada.
En este tiempo de compartir, los nicaragüenses debemos renovar nuestra cercania y solidaridad con los presos políticos, cuya libertad seguimos demandando, con las familias de las víctimas de la represión y con los exiliados, desterrados y migrantes.
Mi especial cariño en estas fechas a los Ciudadanos por la Libertad, que siguen firmes en su compromiso con los valores democráticos..
Que todos los nicaragüenses vivamos esta Navidad en paz y oración, con la seguridad de que, especialmente en los momentos más difíciles, Dios está con nosotros y nos regalará en 2024, fuerza y perseverancia para seguir trabajando por el ideal de una Nicaragua donde podamos convivir en paz y libertad.