Pedro Joaquín Chamorro
Quizás la respuesta a la pregunta es bastante obvia: se debe escoger primero el vehículo, es decir, la plataforma electoral en que el candidato unitario, de consenso debe participar, para la cual es necesario el diálogo político entre las diferentes opciones existentes y viables.
El diálogo debe partir del presupuesto elemental de que todos tenemos buena voluntad de alcanzar la unidad y por lo tanto, no es por medio de intermediarios que se ha de alcanzar y no se ha dado porque las partes no han definido la ruta de las conversaciones.
En mi opinión estas deben ser entre los partidos que tengan personería jurídica y por ende, puedan servir como vehículo de la plataforma electoral: Ciudadanos por la Libertad (CxL) y el Partido de Restauración Democrática (PRD); bilateralmente se pueden sentar los antiguos aliados Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia y la UNAB, no olvidemos que esta última tiene sus orígenes en la AC.
Los otros actores que aún quedan dentro de la Coalición Nacional luego de la salida de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, hay que decirlo con claridad, no tienen el peso específico para un inicio de las pláticas de unidad, exceptuando el Movimiento Campesino, liderado por Medardo Mairena.
El Partido Ciudadanos por la Libertad ha nombrado a sus dos comisiones de diálogo y cabe destacar que escogió a su actual Vicepresidente Nacional, Oscar Sobalvarro, para ser parte del diálogo que pudiera darse entre la Alianza Cívica y la UNAB, así como con todas las organizaciones sectoriales y sociales, sean estas de naturaleza gremiales, o políticas.
Descartado el PLC como vehículo, por estar en total desorganización y sumido en una profunda crisis interna, descartado también Yatama, por ser este un partido regional como el PAMUC, solo quedan dos opciones para escoger el vehículo: CxL y el PRD.
Por muchas razones, que prefiero no ahondar en este articulo, ya que se trata de un probable partido aliado, la mejor casilla es la de Ciudadanos por la Libertad, y prácticamente sobre este tema ya existe un consenso nacional entre sectores políticos y privadamente, todos lo reconocen. Por las mismas razones se descarta también la casilla del Partido Conservador, que podría ser un aliado.
Partiendo de este hecho, pero reconociéndolo públicamente, sería un paso positivo hacia las pláticas de unidad para las cuales todos los sectores deberán contar con otro común denominador: la buena voluntad. Partiendo de ese punto, en que se rompa el hielo, se podrá dialogar y establecer el mecanismo para la selección de candidatos a la Presidencia, vicepresidencia y diputados.
De la única forma que pudiera ser preponderante la participación de un precandidato presidencial en alcanzar la fórmula mágica para la unidad, sería en el dado caso de que existiera un liderazgo nacional incuestionable de alguno de ellos, para lo que no bastan encuestas de opinión de muestras ínfimas, no representativas y por lo tanto, no profesionales.
Cualquier esfuerzo sin embargo de cada uno de ellos en estos momentos para alcanzar los parámetros de la unidad definida en el diálogo político debe ser bienvenido.
Los precandidatos deben también estar dispuestos a participar en una competencia justa para la selección y comprometerse a apoyar a quien salga electo, tal como lo han demostrado con la firma de un reciente acuerdo.
La selección del vehículo apropiado y luego la de los candidatos idóneos en el orden y el tiempo oportuno, tendrá como resultado un triunfo arrollador de la oposición unificada el 7 de noviembre.
El autor es periodista, ex ministro y ex diputado